
Adviento en Tiempos de Pandemia
Queridos Hermanos:
Con el mayor deseo de bienestar para todos Ustedes, les saludo y les comparto la siguiente reflexión.
Esperar forma parte de nuestra naturaleza humana y de la vida cotidiana. La realidad, cambiante y compleja, es un entramado de posibilidades y limites, certezas en incertidumbres, luces y sombras, logros e ideales, alegrías y tristezas, luz y oscuridad.
Existimos en el tiempo y en el espacio, envueltos en sucesos y acontecimientos de los cuales somos parte; las noticias sobre lo acontecido a cada instante son múltiples y variadas, llegan a nuestra vida poniendo en evidencia la complejidad y multiplicidad de causas y de efectos distintos.
´Adviento en tiempos de pandemia´. Este bien podría ser el encabezado de un mosaico de noticias sobre nosotros, los que nos sabemos peregrinos, seres humanos frágiles y vulnerables, expuestos a dificultades y vicisitudes. ¿Qué estará ocurriendo en el seno de cada familia y en el corazón de cada una de las personas que la conforman, allí donde se escriben tantas y tan distintas historias, con sus múltiples matices y con esa impresionante gama de sensaciones, emociones, sentimientos y convicciones? Es imposible conocer a fondo la realidad de cada núcleo familiar y tocar con la ternura de nuestra buena voluntad el alma de nuestros semejantes; pero no es difícil comprender que todos, sin excepción, transitamos por esta vida temporal con el asombroso don de la existencia, y que nos movemos bajo la mirada atenta del misericordioso Dios, esencialmente amados por Él.
Porque tenemos la certeza total que en todo tiempo y circunstancia Dios está con nosotros, podemos vivir el adviento con la mirada elevada y el alma rejuvenecida, confiando en que nuestra esperanza alegre se volverá encuentro dichoso con el Emmanuel, el Dios que salva.
En Ustedes pienso, y por Ustedes elevo a Dios mis oraciones. Están en mi alma sacerdotal, en mi anhelo de bien para todos. Deseo que, en su acontecer personal, familiar y comunitario, cada uno encuentre hermosas y significativas motivaciones para caminar con la esperanza cierta de la paz que llegará como una gran luz.
En este sagrado tiempo de adviento les animo a intensificar la escucha de la Palabra de Dios, la participación en la Eucaristía, la convivencia fraterna y la práctica de la caridad. El mensaje de Dios en este tiempo es sumamente consolador para quienes, aun viviendo bajo la sombra de la pandemia, no abandonamos nuestra confianza en que Él nos ayudará a superar toda adversidad.
Pidiendo a Dios su bendición para Ustedes, les envío un fraternal abrazo con afecto.
Pbro. Álvaro del Carmen Masìs Solano.
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